lunes, 14 de marzo de 2011

"El problema"


El problema.


El problema son tus ojos, esos ojos lindos que me atrapan, los que no me dejan ir. Me tienen cautivo, me obligan a verlos, esos ojos claros, tenues y a la vez intensos. Ojos de contraste, mirada tímida, fuerte, penetrante, profunda como el mar, pasional como un volcán.

Ellos siempre serán el problema, tus ojos son los culpables, soy preso de esa mirada. Me volteas a ver con aquellos entes, silenciosos jueces de mi destino. Alzo la vista, nuestras miradas se cruzan, son tan distintas, una mortal, la otra divina, una es Sol, la otra luna, una es Mayúscula, la otra minúscula, una es montaña, la otra roca, una océano, la otra gota, árbol, hoja, organismo, célula, dos visiones del mundo.

Esa, tu mirada, es una droga, una de las no permitidas, y no por la sociedad, sino por mí mismo. No me permito el lujo, lo mortal no se enfrenta a lo divido, el creado no se opone al creador; eso en mi caso, no me permito ese lujo de verte a los ojos. Esos ojos claros, tan claros como el agua pura, cristalina, y el reflejo de la luna en ella, tenues, intensos, ojos bellos de contrastes, que cambian con el Sol, que cambian con la luna.

Mirada que se va con el tiempo, que se conmueve con las emociones. Mirada frágil y a la vez fuerte, que oprime y a la vez libera. Repito, no me permito el lujo de verte a los ojos, no soy digno de ellos, son un lujo caro, para un alma necesitada, son un lujo doloroso, para un alma en pena.

El problema, al final, es verte, ver esos ojos lindos, esos ojos claros que me tienen preso, que me tienen a su merced, que me tienen como planeta a su sol, como galaxia a universo, como peón a su reina, como rosa a rosal, como cubierto a vajilla.

El problema es, haberme enamorado.

“El problema fue, haberme enamorado de esos ojos claros,
claros como la luna, que se refleja en agua pura”

Mario Ovies Gage