viernes, 3 de octubre de 2008

"El Camino Real"


El camino real



Los pasos de la escolta rompieron el sepulcral silencio. Algunos ciervos que se encontraban pastando los pequeños hierbajos que crecían en el camino y algunos cuervos sacando gusanos se espantaron al escuchar los cascos de la amenazante caballería. La sombra de los paladines y el reflejo en sus brillantes armaduras de la tenue luz solar que atravesaba el arco de pinos y robles de la región con sus hojas viejas casi marchitas, cafés, obscurecidas por la vida, sostenidas solamente en espera del prolongado invierno. Silencio, un silencio total, el sonido de los cascos era tan distante que había muerto y dio paso al silencio, solo el sol del atardecer daba vida a ese camino cuando una pequeña brisa de rio despertó al sonido; el movimiento de las hojas, suenan como cascabeles, se desprenden, se rompen, chocan, vuelan, flotan, caen y tocan el suelo para formar parte del camino. Cascos de nuevo, ahora son más, una comitiva de mayor tamaño escoltando a una pequeña carrosa donde por una de sus ventanas un niño con cara perdida contemplaba el atardecer.
La constante vigilancia del sendero hacían del Camino Real el más seguro del reino en tiempos de guerra, las casas mas bellas lo adornaban, desde enormes haciendas hasta pequeños palacios, cabañas y villas, todas ellas de la nobleza de la región. Grandes reyes de otros tiempos las habían habitado construyendo los más bellos edificios y las más grandes mansiones llenas de lujos igualando a los grandes palacios del mundo, hoy mantenían su hermosura su esplendor y en ellos vivían los descendientes de esos grandes reyes.
Otro grupo de cuervos salió volando por el ruido de los caballos, sobresaltando al muchacho, despertándolo, regresándolo a la realidad, levanto la mirada y se encontró con una casa de campo que estropeaba el bello paisaje.
-Saqueadores. Dijo en tono triste el acompañante. Es algo común en estos días, ya ni la guardia real puede evitar esta clase de problemas.
El muchacho observaba en silencio la casa, casi perdido, su cuerpo ahí presente simplemente respiraba, su mente estaba en otro lado.
- No te preocupes por tu tía ella esta bien por suerte no se encontraba aquí cuando llegaron. El niño se le quedo viendo con la mirada perdida por un segundo antes de regresar la vista hacia la ventana.
El ruido de las hojas, el canto de las aves, el sonido del río era lo único que se escuchaba, el sol en su agonía se disponía a desaparecer cuando la escolta aminoro la marcha hasta detenerse al final del Camino Real. Un guardia se aproximo y abrió la puerta, el niño salió corriendo, sin fijarse en el camino, evadiendo guardias e ignorando los gritos de su amigo, cruzo el viejo arco adornado por hermosas buganvilias, bajo por el camino para llegar a la cabaña, un lugar conocido, siempre tan familiar, hogar de sus padres difuntos, paso cerca de las herramientas directo hacia la jaula de los canarios. El lugar era distinto algo había cambiado durante sus meses en la escuela, estaba descuidado, la jaula estaba oxidada, olvidada, la maleza no permitía ver su interior, el silencio reinaba. Volteo a ver la cabaña que se encontraba en un estado deplorable, cristales sucios, madera corroída, sillas rotas, telarañas, polvo, todo lo que la ausencia lleva consigo, la falta de limpieza y cuidados, la ausencia de servidumbre, la ausencia de vida. Su madre siempre le decía: el olvido es igual a la muerte, cuando te encuentres en una situación así hu.. iaaaaajjjhh!! Su meditación se vio interrumpida por grito de muerte. Sobresaltado, empezó a ver hacia todos lados, como un loco atacado por la desesperación, aferrado a la vida comenzó a gritar. El silencio acudió a su llamado, su respiración formo un ritmo con el palpitar de su corazón, el sudor causado por la rápida llegada comenzó su lenta danza desde la frente hasta llegar al cuello y caer. El ambiente estaba muerto no se veía el sol ni se escuchaban las aves, no pasaba el viento, solo su corazón, su respiración, quedarse ahí no era una opción, la voz de su madre se escuchaba muy adentro; huye, huye..
Paso a paso decidió por darle la vuelta a la casa regresar por el camino, cruzar el arco de buganvilias donde lo estaría esperando su amigo, su gran amigo que lo sacaría de este aprieto. Al darse la vuelta se encontró de frente a la jaula, enorme, majestuosa, de unos tres metros de altura, bellos acabados de antiguos estilos, hermosos bordes de oro con pequeñas figuritas de la vida de las aves, comiendo, tomando agua, alimentando a sus crías, devorando a un niño.. alto, ¿devorando a un que? eso no tenía sentido, algo no estaba bien, dio la vuelta para continuar, correr huir de ahí olvidarse de nuevo de los problemas pero al darla ahí estaba, como si siempre hubiera estado, sentado, inmóvil, quieto, muerto, ni la respiración ni el eterno palpitar de su corazón le daban vida, quieto simplemente quieto, de rostro pálido, ausente de todo rastro de luz solar. Esto lo paralizo, lo asusto, le regresó el antiguo temor olvidado, el temor que su madre le había hecho olvidar, que su padre le había enseñado a enfrentar, hoy todo eso olvidado ante su muerte. Se le quedo observando, el cielo se obscureció, la poca luz que traspasaba las capas de vegetación cambió de claro a obscuro, de amarillo a rojo, a rojo sangre, a rojo muerte. La figurita era parecida a la de un niño sentado abrazando con fuerza sus rodillas con una manta blanca, un blanco perfecto sin raspaduras, ni mancha alguna como si los mismos ángeles la hubieran hecho, con un extraño sombrero en forma de cono, similar al de un campesino, pero sin ninguna cocedura, ningún rasgo de haber sido hecho por mano humana, tan liso como una armadura, pero tan suave como la piel de un bebe.
Llevaban ahí una eternidad cuando algo en esa criaturita cobro movilidad, el pequeño sombrero comenzó a moverse levantó la mirada, su rostro era blanco, sin ojos, sin boca, simplemente una forma ovalada blanca como la luna llena en una noche despejada, mas profunda que la nieve. Su pequeño cuerpecito comenzó a incorporarse y en pocos segundos rebasó al muchacho. Su túnica era larga que no permitía que se viera si la creatura tuviera pies o alguna clase de extremidad. Al alcanzar la altura de dos hombres se detuvo, se comenzó a encorvar y acercó su cara a la del muchacho. La creatura era casi fantasmal que al igual que la cara del muchacho en ese momento carecía de cualquier emoción, el niño estaba petrificado, solamente su pequeño corazón lo identificaba como un ser vivo, su rostro estaba pálido. Cuando ambos estuvieron frente a frente, la cara de la creatura se partí, expidiendo olor a muerte, dejando ver un intento de boca más bien un orificio con largos colmillos procedentes de su mandíbula que sobresalían. El muchacho no resistió, dio un paso atrás, demostrando su debilidad. La creatura se irguió alzó la cara y lanzó otro grito de muerte. Ante la distracción de la bestia el muchacho emprendió la huida, desesperación, un viejo temor olvidado, los temores de su infancia, el llanto de su madre, la muerte de su padre, las lágrimas corrían por su rostro. Esto no podía estar sucediendo, ya lo había superado, era algo del pasado que hoy renacía en esa creatura infernal, sin rostro, sin vida, atrapada en el mundo para atormentarlo solo a el.
Denos se había empezado a preocupar por el muchacho, hacía una hora que se había echado a correr del carruaje. Un grupo de guardias se fue a los viveros y otro al río chico, no podía estar muy lejos el viaje era cansado y muy largo ya que por algunas medidas de seguridad se realizaban cambio de carrosas o de ropa lo cual resultaba ser pesado para un niño de su edad.
-Señor no lo encontramos en los viveros ni cerca del molino, los aldeanos dicen no haber visto a nadie que no fuéramos nosotros.
Otro grupo de guardias llegó al punto de reunión cerca del río.
- No lo encontramos se.. Un grito proveniente de la casa asusto a las aves.
- Debe ser él. Dijo Denos en un tono que pareció mas bien un llanto. Vamos, que esperan corran.
La angustia rodeo a todos los presentes, habían sido de lo más cuidadosos en el cuidado del príncipe heredero, era imposible el simple hecho de pensar que los hubiesen seguido y encontrado. ¿Era obvio su escondite? ¿La casa de los antiguos reyes ya no era un lugar seguro?¿La guerra lo había alcanzado por fin? Tantas preguntas en tan poco tiempo, sin verdadera importancia, sin ninguna relevancia si encontraban al niño muerto, tanto esfuerzo, tantas bajas, tantos sacrificios, simplemente por permitirle un berrinchito al principito. Se escuchó un segundo grito, el bosque aulló y con él el viento sacudió a los arboles con todas sus fuerzas tirando a los dos guardias del frente.
La separación entre el bosque y la casa daba al camino una apariencia de cueva, rocosa y húmeda, al que la pronta llegada del anochecer había vuelto obscuro. El viento había parado y los dos guardias que se cayeron se reincorporaron al grupo.
-Saquen sus armas soldados, si el muchacho esta muerto lucharemos hasta la muerte. Denos no sabía de donde salió esa fuerza, pues en lo único que pensaba era en encontrar al muchacho.
Se escucharon unos pasos. La primera fila desenvaino sus espadas, la segunda acomodo las flechas en sus arcos a la altura de una cabeza humana. De entre los arbustos, salió un pequeño niño, rasguñado, y con cara de haber visto a la misma muerte, se escabullo entre los soldados para llegar a las manos de Denos que lo abrazó con la misma fuerza y cariño de un padre que encuentra al hijo perdido.
-¿Que pasó? ¿Quien a sido? Su voz se había partido.
-Ya viene, viene por mí. Comenzó a llorar. Es el mismo que mató a mi madre. La mirada en el rostro de Denos cambio. Ahora sabía a lo que se enfrentaba. Sabía que era su fin.

7 comentarios:

Ponxo dijo...

Me gusta la forma en que manejas el drama. Felicidades por tu nuevo blog!!!
Me gustan esas historias, surreales, y esos encuentros de la mente con el subsconciente. KAfka lo hizo con La Metamorfosis, y entonces la gente se dio cuenta de que los sueños y las ideas extrañas emanadas de ellos eran buena literatura, SALudos

Juan Pablo Galicia dijo...

Mira! qué gusto que hayas abierto un blog. Y qué mejor que abrirlo posteando de primero la historia del Camino Real.
Lo único que recalcaría es lo de siempre, y sabes que friego con eso xD: la ortografía.
Espero seguirte leyendo seguido.
tub:

mikelo22 dijo...

como dicen: solo a los muertos les importan los errores tipograficos hahahahaha bueno, me parecio muy bueno, pero nose... hahahaha hay algo ahi....que no me convence talquez no estoy acostumbrado a ese tipo de lecturas aunque sin duda seria algo bueno que me gustaria escribir hahahaha

espero ayas entendido hahaha

Kbra dijo...

Excelente historia, me mantuvo interesado de principio a fin.

Anónimo dijo...

wow obii!!!! me encanto este cuentoo!!! hasta miedo me dioo!!! sigue escribiendoo!!! espero k algun dia me escribas uno jajaja espero q estes super bien un beso. Dany

Marcela dijo...

¡¡¡ Leerlo te transporta!!
sueños muy vívidos, me gustò.
Soñar es sentir, sentir es vivir.
Vivir es estar, estar es aquì.
Sigue proyectando tus sueños
que nos haces vivirlos.
¡¡¡Bien por ti!!

Anónimo dijo...

wow!..está muy bueno. Va mejorando, porque la introducción sí está un poco lenta, y hay algunas faltas de ortografía que no pude perdonarte..sorry! jeje; pero la idea está muy buena, muy bien utilizada. No es una idea nueva, pero la presentaste de manera innovadora. !Muy bien Mario¡

Atte: Rubeus