martes, 14 de octubre de 2008

"El francotirador" Capítulo 1

Segundo Aniversario
"Piezas de una vida que colapsa"
Segunda parte.


Capítulo 1

"El francotirador"



Las primeras tormentas del año, encargadas de devolver la vida después del largo invierno, cubrían por completo la ciudad. Una sombra se escurrió por sus calles, entrando por el enorme portón de la antigua catedral. Secó su paraguas y se acercó al confesionario, tomó asiento.

-Padre. He pecado-

5:30. El despertador suena y suena. La habitación se encuentra aun a oscuras, está hecha un desastre, basura, comida, ropa. Una mano cansada sale de entre las colchas ciegamente buscando el despertador. Lentamente lo atrapa entre sus dedos. La alarma suena y suena. Ahí está, el pequeño botón que tanto le ha hecho pelear. De nuevo el silencio. Una noche que muere cubre la habitación.

10:48. El sol calentaba al piso 18 como lo hacia con todos los demás de la torre. Un sol fresco, un sol despierto después de un largo invierno. La habitación mantenía su perfecto equilibrio, montañas de periódicos, comida china, cajas de pizza, un pez beta en su sucia pecera, viejas manzanas con una pequeña araña guardiana, una pequeña lámpara y la cama.

El silencio fue asesinado por un fuerte golpe, seguido por uno y por otro.

-Señor Fernández, señor Fernández-

Casi zombi se levantó. Aproximándose a la puerta.

-Mañana le pagó, se lo aseguro-

-Me enteré que está desempleado, ¿cómo piensa pagarme?-

-Le pagaré seño, de eso no se preocupe-

-Esos cuadros no te sacaran de pobre, me agradas, pero si no pagas mañana juro que te saco-

Se escucharon sus pasos al alejarse, y poco a poco se perdieron mientras subía las escaleras. Roberto Fernández llevaba dos años fuera del ejército, había sido un excelente militar, a los pocos años llegó a ocupar altos cargos, hasta llegar a formar parte de una unidad especial, debido a sus excelentes cualidades. Obligado de pequeño por sus padres a entrar a una escuela militar y luego presionado por los mismos para llevar la vida que ellos deseaban, a los 30 años de edad decidió dejar atrás toda su carrera y dedicarse a pintar. Su fortuna no duró mucho, además de que sus padres lo desheredaron los problemas lo rodeaban, la vida de artista le daba la espalda, pronto estaría en la calle.

11:20. Después de tomar un baño y rescatar algo de comida de entre las sobras, se dispuso a esperar a que le llamaran. Llevaba semanas acudiendo a sitas de trabajo, sin ningún logro. Los minutos pasaron, la espera parecía inútil. Se dispuso entonces a ordenar. Acomodar primero, ganarle espacio al desorden, parecía una batalla perdida, no había ni principio ni fin. Años de militar no le enseñaron a mantener en orden un espacio grande, pero vagos recuerdos de su niñez le permitieron hacer algo. Poco a poco recupero espacios, la sala, la cocina, su habitación, los baños.

2:15. El calor comenzaba a ser notorio. Las altas rentas no le permitían darse el lujo de prender su mini split. Su estómago comenzaba a reclamarle, las sobras no eran un alimento completo, así que decidió salir a ver que encontraba. Al abrir la puerta pisó un pequeño sobre.

-Lo veo y no lo creo. ¿Más cuentas?- Su tono denotaba sarcasmo y molestia. Se agachó tomándola con su mano derecha. Con tanto que las odiara no podía negarse a recogerlas. El sobre tenía escrito, con una letra torpe, su nombre.

"Al abrir el sobre recibirás una llamada. Contesta de inmediato."

¿Era alguna clase de broma? El teléfono comenzó a timbrar. Esa clase de bromas no asustaba a alguien como él, a un ex militar, tendrían que esforzarse, además de que ya estaban en problemas.

- Sube a la azotea, te estaremos esperando-

- ¿Quién es?- Ya era demasiado tarde.

Se apresuró a tomar alguna de sus armas, tomó una pequeña para que los vecinos no se dieran cuenta, María la cacera, no le agradaba la idea de tener a un ex militar viviendo en sus apartamentos, por lo que lo vigilaba día con día. Checó a ambos lados del pasillo, Gustavo el intendente platicaba con doña Aurelia, la anciana vecina de Roberto. Pasó desapercibido, subió otros cuatro pisos, sólo demorando por su exhaustivo cuidado de que nadie lo siguiera o lo viera. Al dar la última vuelta se encontró con la puerta. La abrió, sabiendo que esto lo ponía en desventaja. El lugar estaba completamente desolado, en el otro extremo, se encontraban dos personajes.

-Suelta el arma. Si te quisiéramos matar ya lo estarías-

-Inténtenlo-

-No te queríamos ofender- Dijo el segundo en un tono tranquilizador. -Te contactamos porque necesitamos tus servicios-

-Mi respuesta es no-

-Sabemos que necesitas dinero. Los anillos y las rentas no se pagan solos. Te elegimos en esto porque sabemos que eres el mejor y además tu situación está de nuestro lado-

Ellos tenían razón, todo apuntaba a que tenían razón, él los necesitaba y ellos ya sabían que aceptaría.

4:00. La suma era enorme. El precio de una vida es enorme. Cosas que giraban en su mente, vagos pensamientos. Tantos había matado, pero tanto era el tiempo que había pasado desde que dejó eso atrás. El edificio era fresco, sus muros sin terminar, de concreto y metal, lo mantenían frío, como un viejo recuerdo del invierno.

4:10. Checar el reloj no era algo saludable, únicamente empeoraría la ansiedad, creando un monstruo que ni el podría parar. Él era un profesional, se concentró.

4:10. Tenía que dejarlo, recordar los viejos tiempos. El contrato fue bueno, una suma que lo libraría de todos sus problemas, arreglaría el apartamento y le compraría el anillo Mariana. Una vida más, una vida menos. Simplemente era un candidato, sólo una bala, sólo un disparo, y luego desaparecer. Era sencillo, a cuántos no había matado en el pasado, en esa unidad especial, a cuántos, en esta ocasión todo estaba arreglado, necesitaban a un profesional para que nada saliera mal, pero aun así la tarea era fácil. Prefería sumirse en sus pensamientos, recordar, antes que checar su pequeño reloj, único regalo de su padre. Dos años ya habían pasado, de esa discusión. Ahora era libre, ahora podía decidir. ¿Esto era su decisión?

4:30

-Se acerca, son dos camiones, a las 17:00 horas se encontrará en el pódium, queremos que sea limpio, a la cabeza. Después del disparo se activará la distracción, tendrás tiempo de huir. Te esperarán afuera.

-¿A dónde iré? ¿Dónde nos veremos?-

-Eso ya te corresponde a ti. Nos dijeron que eras bueno-

-Claro que lo soy, simplemente quería saberlo- De nuevo la línea estaba muerta. Como odiaba los celulares, no confiaba en ellos. Además algo estaba mal, no era posible que fuera tan fácil matar al candidato, esto era una trama política. Iba a eliminar a alguien del mapa, en estos casos siempre habían perjudicados y beneficiados. Pero no debía pensar en ello, únicamente debía pensar en mí para salir bien de ésta.

4:32 La calle se empezaba a llenar. Niños, mujeres, ancianos, toda clase de gente se estaba congregando. Era un buen político, como pocos hay. Promovía un verdadero cambio, desde adentro. Claro, ahí estaba el detalle, desde adentro no es algo que a la gente le interese o que más bien le convenga. El sujeto había cavado su propia tumba, y yo, sin conocerlo, era su verdugo.

4:34 Nunca me había interesado la política, pocas veces había visto al sujeto, ésta era la primera vez que lo vería en persona, y la última.

4:36. Cuando uno está tenso, el tiempo es una eternidad. Ya no necesitaba ver el reloj, lo había vencido, ahora caminaba de un lado al otro, planeando el posible escape, distintas rutas, tiempos, posibles errores, calculó el tiempo en que cualquier posible cosa pudiese pasar, pero el tiempo seguía igual, avanzaba lentamente, segundo tras segundo como si no quisiere hacerlo.

4:37, 4:38, 4:38, 4:37. El tiempo transcurriría igual aunque se lo pidiese, el tiempo siempre es el mismo, y siempre lo será. Todo estaba listo, llevaba horas listo, sólo esperaba.

4:40.

-Ahora sí- Exclamó felizmente pensando en que ya había llegado la cuenta regresiva- Tan solo 1200 segundos, 1199,1198, no eran tantos como antes, sólo era cuestión de usar a la tan olvidada paciencia.

En el exterior del edificio los cuerpos de seguridad se comenzaron a movilizar. No se imaginaba como sucedía algo semejante, tanta era la corrupción que el asesinato se entendería como un simple error de logística, se llevarían acabo falsas investigaciones, lo de siempre, testigos falsos, armas falsas, hasta un asesino falso. No reconocerían su talento, simplemente sería otro político más, la gente creería que ese era el bueno, y que a los buenos los matan. Uno más, y hasta ahí. No pensarían en el asesino, en lo que cuesta asesinar. La paga era buena, era lo único en lo que el debía de pensar.

4:45. Sacó un cigarro, uno ligero, light como le gustaban. Tomó el encendedor dándose a la tarea de disfrutarlo.

4:50. 600 segundos. 599, 598, suspiró. 596, 595.

-Ya está. Todos colóquense, cuando esté en el pódium dispara-

590,589. Un sujeto subió las escaleras a sus espaldas. En la calle la gente se sentaba, acarreados, turistas, simpatizantes. Todo un circo político. El gobernador, presidentes municipales, líderes sindicales, líderes religiosos, empresarios, gente común. Unos sabían el final, otros simplemente lo desconocían.

4:56. La esposa del candidato tomó asiento a un lado del gobernador. Había llegado el momento.

-Ahí está la viuda- Dijo una voz del otro lado del radio riéndose.

-Qué bueno que no hay niños- Exclamó otro.

-Eso es lo que tú crees- Le contestó el primero.

Los últimos detalles se llevaban acabo, los gritos aclamaban al candidato.

4:58. Una ovación. Subía al pódium una niñita jalando de la mano a su padre, entró con su otro hijo en manos saludando al público.

4:59. 55 segundos. Dejó a su hijo en las manos de su esposa.

50 segundos. Sentó a su hija a un lado. Se volteó y caminó al pódium.

-Ahora- Se escuchó.

40 segundos.

30 segundos. Se colocó y apuntó.

-¿Qué esperas? Dispara-

10,9,8

-Hoy es un gran día...-

7,6,5

-Es el momento del cambio...-

3,2

-Es el momento...-

Un disparo, gritos, desorden total. De los edificios testigos cayeron globos. Una esposa cubierta en lágrimas sostenía el cuerpo inerte de su esposo. Un helicóptero, la gente corriendo. La policía. El gobernador escapaba con su celular en mano. Cómplices, culpables, contribuyentes, testigos, asesinos, todos corrían por igual. A la hora todos eran testigos, todos eran sospechosos, todos eran culpables. Una madre lloraba con su hija en brazos.

-Padre e pecado-

Llovía afuera. El lugar era acogedor. Música en vivo, buena comida, vinos de lo mejor.

-Te tengo algo-

-¿Qué es?-

-¿En verdad quieres saber?-

-Si claro, ¿qué es? -

-¡Oh no! Por Dios.-

-¿Te casarías conmigo....-

Mario Ovies Gage

7 comentarios:

Anónimo dijo...

En tiempos antiguos se requería de superioridad física y de agilidad para matar a alguien, ahora sólo se necesita apretar un disparador a 5, 10, 15 o 1000 metros, da igual.
La historia es buena, da hincapié a hacer una continuidad no necesariamnete relacionada, hablaremos de eso luego.
La ortografía mejoró, y el detalle de los horarios aumentó la adrenalina de la historia.
De los cuatro que has puesto (si la cuenta no me falla) éste me ha gustado más: es sencillo, corto e interesante. Buen trabajo...

Ponxo dijo...

Interesante. El fin justifica los medios??
¿Un anillo de matrimonio o el futuro de una nación?
Muy interesante. El dilema moral que se le plantea al francotirador, una vida a cambio de algo mejor para él.
Ayn Rand define el egoísmo como hacer las cosas por las cosas mismas, por el hacerlas bien.
Aqui no entra eso. Ayn Rand atacaba el egoismo sin motivo, el egoismo que hace daño. Ese egoísmo dañino era el egoísmo de nietzche. Este francotirador, en definitiva es egoísta sin pragmatismo alguno.
Muy interesante. Me gustó bastante.
Síguele así ;)

Kbra dijo...

Me gustó mucho el hecho que sea sencillo, es simplemente el problema moral del protagonista.

El protagonista sufre porque ha perdido aquello que lo hizo profesional, como todo buen francotirador que sólo se preocupa en su blanco y puede esperarlo por semanas, pero no por asesinar y obtener lo que desea. Me encantó porque es muy entretenido y sencillo.

Juan Pablo Galicia dijo...

Efectivamente, es sencillo, lo cual le queda a la perfección, no necesita más. Pero ya no es cuento, para mí tiene todo para ser una novela corta.
Simplemente genial. Cada que leo algo nuevo tuyo, me sorprendo de lo mucho que avanzas en la técnica, sigue así :)
La ortografía va bien, pero todavía quedan ciertas manchitas.

Dj 0ct0bit dijo...

bastante bien, a pesar de una carencia de detalles técnicos, reemplazados por una exaltación bastante realista de alguien apuntando a alguien. talvez deberias disminuir cierta pesadez (que no exceso) de descripciones, al menos en nombres comunes, y describiendolos mas como formas que como el objeto y hasta la marca (Léase: mini split). 30 segundos no son suficientes para preparar un arma hecha para este tipo de acciones. toma esto en cuenta y con eso mejoraras bastante. buen trabajo.

Anónimo dijo...

Excelente lectura...Profunda, sencilla y llena de detalles y caractetísticas morales de un típico egoísta.. y queda muy claro el antivalor. Muy buena ovies

mikelo22 dijo...

ahhh aun no acabo de leer el ultimo...pero los dos que no habia leidoo ya los leii...el del franco tirador me gsuto mas que el deja vu pero en si estan bien....me mantuvio en mi butaca-espera esto no es el cine?? un dejavu!!- hahahaha bueno el francotirador si me parecio muy buenoo....te prometo que leere el otrooo....sigue asii