lunes, 23 de marzo de 2009

"Vuelo de amor"

"Vuelo de amor"



Veía por la ventanilla como se alejaban los edificios, como se hacían pequeños, como rápidamente me elevaba. El viaje había sido corto pero cada día había valido una eternidad desde que la vi. No platiqué mucho con ella, ni entable nada más que una amistad, pero eso para mi lo valía todo. Ver su sonrisa, ver su mirada, me habían cautivado, me habían enamorado. Veía por la ventana como cada vez las montañas se hacían más y más pequeñas, veía las carreteras como trazos de lápiz en un mapa, veía lagos y bosques, ciudades y pueblos. Bellos paisajes que pasaban frente a mí, pero nada de eso me impactaba, yo no podía dejar de pensar en su mirada, en esa mirada profunda de ojos cautivantes, ojos profundos como el océano, que me ahogaban, que me hechizaban.

La aeromoza pasó para ofrecernos audífonos, los acepté, necesitaba distraerme, despejar mi mente, evitar la perdición en forma de obsesión. Me los coloqué y comencé a escuchar, observaba por la ventana los más bellos paisajes, campos de cultivo, montañas y volcanes de puntas nevadas, nubes como almohadas y un cielo tan claro como el agua. Pero nada de eso me saciaba, nada saciaba mi sed por verla, mi sed por imaginarla a mi lado, escuchar su canto confundido normalmente por la palabra llamada voz. No podía quitar su imagen, cada creatura que pasara por mi mirada era objeto de recordarla, recordar esos rasgos de los que me había enamorado, esos detalles, ese amor a primera vista que ahora me consumía.

No lo logré evitar, no podía quitar esa bella imagen de mi mente, era un caso perdido seguir intentando. Poco a poco me iba enamorando más y más. Era una extraña y conocida sensación, un dolor familiar, un placer extraordinario. Era un amor imposible más, un amor que minuto a minuto se aleja a alta velocidad. El avión se iba elevando, ahora rebasaba las nubes, todo se veía como un paisaje impresionista, trazos borrosos, sombras, verdes obscuros y claros, la tierra se extiende hasta el horizonte uniéndose al cielo en un eterno atardecer que nos rodea poco a poco. El océano esta próximo, indomables aguas, de enormes creaturas, aguas del llanto de poetas, de amores fallidos, de realidades dañinas, de historias falsas. Un océano igualmente interminable me separa del destino y rápidamente de igual manera me separa de mi gran amor. De nuevo regresa a mi mente su imagen. Su rostro, sus ojos, una belleza imposible, real pero incierta, un amor en desamor, un amor de un solo ser, un amor sin compromiso que se aleja. Un solo corazón se destroza, el sol se mete, las ilusiones se van, los sueños mueren.

La música se sigue escuchando atreves de los audífonos, pero yo sigo sin escucharla, sigo pensando en ese ser, sigo en esa realidad alterna a la de los demás pasajeros. No puedo evitar el pensar en aquella creatura que engaño a mi mirada, que engaño a mi corazón. Ese ser que sin saberlo me cautivo, sin ser culpable me asesino, sin siquiera saberlo me deja morir de desamor. Ella sigue ahí, tal vez sentada, tal vez camina, no lo se, ni lo puedo saber, solo se que minuto a minuto me voy alejando y no puedo dejar de pensar en ella. La vida es así, el camino sigue, la vida sigue, los sueños nacen para dejar pasar nuevas ilusiones. En mi mente veo su caminar, finos movimientos que me atraparon, mirada de ángel que me congelo, cabellos lacios que me asfixian. Es un suicidio del que estoy completamente seguro de realizar, un callejón sin salida, un avión que cae sin paracaídas. De nuevo estoy solo, sin nadie a mi lado que me apoye, soy el único, soy el poeta desapercibido, el pintor no retribuido, el arquitecto sin edificio. Pero yo escogí ese camino, engañaron a mi mirada y a mi corazón, y aun siendo consiente de ello continuo por ese callejón, me quedo en ese avión, aun así cometo el suicidio, ignoro la indiferencia a mi poesía, pinto sin lienzo, construyo sin material ni terreno. Es un nuevo deseo, es una nueva ilusión. Un nuevo amor, un amor imposible, un amor separado por la distancia. Un amor de un solo ser, un amor que aunque existan tormentas o huracanes la flama de este persistirá hasta que la vida misma le permita continuar.

El trayecto llega a su fin, el avión lleva unos minutos sobrevolando tierra firme. Una nueva tierra, seca, de pocos arboles, de poca vida. Una tierra sin montañas, una tierra de historias, de grandes dioses y bellas costas. El capitán anuncia el aterrizaje, yo sigo viendo por la ventana. Pienso en ese amor, un amor imposible, un amor irreal. Veo mi ciudad, veo mi tierra acercarse poco a poco deseando no haber regresado aun. Ahora esos edificios que se alejaban se acercan, esa eternidad terminaba, regresaba a mi realidad. Cerré mis ojos, vi esa mirada, el avión aterrizaba.

2 comentarios:

mikelo22 dijo...

me gusto..... las primeras palabrass .....son como yo las empezaria...

Lilith dijo...

Hola Mario, me recordó mucho algunos momentos de mi vida, esas vacaciones locas y ardientes que terminan por tocarte el corazón, esos seres que sabes que solo son estrellas fugaces, pero que sin embargo iluminan el cielo de tu existencia de una manera increíble.

Tube un amor de verano, que aun cuando llegue a mi ciudad, le recordaba, era increible pensar que habia vivido algo asi, tan fresco, tan natural, tan espontaneo, saludos.