miércoles, 14 de enero de 2009

"Sombra de soledad"


"Sombra de soledad"




Solo voy, solo iré, solo fui.
El Sol, el viento caliente en mi rostro, un buitre que me sigue.
-¿Estas cansado?- Me dijo el ave de rapiña, observando a mi cansado cuerpo.
-No, no lo estoy.-
El ave ignoro mi mentira, extendió las alas y regresó al cielo. Se va y me deja con la duda, de esa extraña voz que ya ni yo reconozco, esa extraña voz que sale de mi boca sedienta, llena de arena, una boca vacía, sin ilusiones, sin sueños, que olvida poco a poco lo que el agua fue, lo que el agua es, lo que es cuando al entrar a mi cuerpo revive cada centímetro de mi ser.
El Sol pega en mi rostro, quemándome la piel, secando mi boca, recordándome mi soledad. Solo voy, mi sombra me ha dejado, ni ella ha soportado tanto dolor, tanto sufrimiento, tanto pesar. El Sol al bajar de lo más alto del firmamento la hace retornar, la castiga, la hace retornar para sufrir a mi lado, la convierte en mi prisionera, la hace pagar por mis pecados, compartir mis penas. Me acompaña, y aun así camino solo, se adelanta, se atrasa, se escapa por las noches, busca huir de mi en ausencia del Sol, busca la salvación, busca el perdón. La luna la delata, regresa de nuevo al amanecer, silenciosa me acompaña, enojada sigue mis pasos, por las noches me abandona y al amanecer, resignada me acompaña, regalándome su silencio, su indiferencia, su despecho.
De nuevo el Sol se encuentra en lo más alto, me castiga con sus rayos como llamas, me hace suplicar, me hace caer de rodillas, buscar consuelo en mi sombra que me acompaña ante tal desdicha.
Solo estoy, solo estaré, solo estuve. Estoy solo es la respuesta. El Sol, el viento caliente en mi rostro, un buitre que me sigue.
-¿Qué acaso ya no puedes?-
-Déjame ya- levantaba las manos al aire intentándolo alejar –Aléjate. Déjame solo-
-Como tu quieras- Dijo con su tono indiferente, extendió las alas y regreso al cielo.
-Vete, no vuelvas-
Esa extraña voz, salía de mi cuerpo con lo último de mi ser, con lo último de mi existencia,, consumía la esperanza restante en mi, esa extraña voz me obliga a seguir, me hace compañía en mi infinita soledad. Un paso tras otro mis pies se sumen en la arena, un pensamiento tras otro mi mente se sume en los recuerdos. Mi familia, mi trabajo, mis amigos, mi amor a la vida dan vueltas en mi mente, forman un remolino de colores, de experiencias, de sabores, de recuerdos, de gustos y sentimientos, me dan vida y al mismo tiempo me la quitan, me hacen vivir para morir, me hacen olvidar el camino, me hacen ignorar mi destino, veo confuso el futuro, veo a mi sombra que me observa a mis pies, veo la vida pasar, veo la vida recorrer mi ser, pasar por mis venas, pasar por mi garganta y escapar con mi respirar. Poco a poco, entre suspiro y respiro, pierdo la fe, pierdo la esperanza, confundo la razón y la locura, caigo de rodillas, ya sin fuerzas las llamas en forma de arena destrozan mi ser. Dejo a un lado el presente, me sumerjo en el pasado, sucesos vienen y van, recuerdos nítidos me obligar a olvidar la vida, mi vida. Un recuerdo tras otro hacen sentir al Sol distante, mis ojos lo observan, al igual que a la luna y las estrellas. Una fría brisa acaricia mi rostro, me invita a seguir, a levantarme, me otorga fuerzas para continuar. Ante tal desdicha me da fuerzas para nadar en ese mar de dunas, levanto la mirada para perderla en un océano de estrellas, una noche clara, noche de luna, noche sin nubes, noche de estrellas.
Apoyo mis brazos contra la arena, me levanto, observo al buitre. Con esa nueva energía que corre por mis venas le digo:
-Todavía puedo-
Levanta la mirada fijando sus ojos en los míos.
-Lo sé-
-Déjame solo entonces-
-Estás solo-
-Estás tú-
-Yo no estoy aquí para acompañarte, estoy aquí para comerte-
-Cómeme entonces-
-Eso hago- El ave se reclinó para arrancar un trozo de mi piel.
-Aléjate, no dejare que me comas-
-Con tu permiso, no suelo hablar mientras como-
Primero una, luego otras dos, luego una tras otra comenzaron a llegar del cielo y acercarse a mí. Agacharon sus feas cabezas, sus picos en forma de gancho penetraban en mi piel como cuchillos, destrozaban mi cuerpo conmigo como espectador.
Ante tal escenario mi cuerpo tomo fuerzas, fuerza inexistente, con las manos alejaba a las aves que seguían atacando. Yo me quede ahí, en el suelo, observando sin decir nada, sin motivo alguno para levantarme a ayudar. Para mi todo había acabado, pero para él, para mi cuerpo que se debatía contra las bestias, era el principio, luchaba sin importarle que al amanecer todo acabaría, que el Sol lo mataría, que la arena infectaría las heridas, que el cansancio, la sed, la enfermedad lo acabarían, la locura lo rodearía, y que yo, vería su fin, sin hacer nada.
Las aves se alejaron, resignadas de que su platillo cobrara fuerzas y se defendiera. Este nuevo ser contemplaba su cuerpo, mi cuerpo. Volteo a ambos lados, comenzó a caminar sin rumbo. Después de un rato volteó, bajo la mirada y me dijo:
-Perdiste tu oportunidad, ahora es mi turno.-
-¿Quién eres tu para decirme eso?- Le contesté indignado por lo que acababa de decir.
-¿Quién eres tu para no reconocerme? He visto como destrozas tu vida, mi vida. He visto como le das la espalda a todo y te rindes ante los problemas. Intente ayudarte, pero no me escuchaste, no me dejaste otra alternativa mas que huir, alejarme de tu desgracia. Sin embargo, intenté lo imposible, regresé, te apoye siempre aunque me pisaras o me dieras la espalda, estuve ahí cuando me necesitaste. En tu pregunta esta la respuesta que buscas. Tu te rendiste, así que ahora te toca a mi sufrir mi destino, vivirás atado a mi, escaparas por las noches pero en el día te veras obligado a regresar a mi lado. Sufrirás lo que yo sufra sin gozar de lo que yo goce, vivirás en las sombras, vivirás en la desgracia, vivirás como lo que eres. Solamente mi sombra.

4 comentarios:

Ponxo dijo...

Sombras, soledad. Dos palabras con s que tienen gran resonancia. Todos, de niños jugábamos con nuestra sombra. Y la soledad pareciera ser una caracteristica inherente, en algun momento, de todo ser humano. Me gusta tu cuento. Me gusta el hecho de que el cuerpo le recrimine a la sombra, y le eche en la cara su situación. Muy interesante. Me pregunto si los buitres hablan... y si hablan, si tienen la voz gruesa o chillona.

Juan Pablo Galicia dijo...

Es de recalcar el hecho de que sólo vi dos palabras sin acento y ya cierras los guines de diálogo :D
jaja
Pero por otro lado, me encanta el cuento pues tiene toda la estructura de uno. Y los contrastes y la situación hacen que no sea de hadas sino de la vida misma.

Anónimo dijo...

"Qué es la sombra sino más que nuestro yo reprimido..."
De tama involvente, impredecible; de gran ambientación mas sin embargo carente de detalles.
Tratas un tema de superacion de una manera diferente, sin el tono positivo sin llegar a lo pesimista. Muestras al hombre y su vida como una lucha eterna entre una persona y su interior. Bien tratado, buena estructura, y sobretodo buen final...

Unknown dijo...

Hermoso y simplemente cierto.

Vives dando por hecho de que tu sombra silenciosa te acompañará cuando te encuentres solo, pero pocas personas se ponen a pensar en lo que ella sufre y vive con uno.

Qué es uno sin una sombra, y que es ésta cuando no tiene a quien seguir?